EL USO DE LAS TIC EN LA EDUCACIÓN (Una aproximación desde la Neurosociología) (2015)
EL USO DE LAS TIC EN LA
EDUCACIÓN (Una aproximación desde la Neurosociología)( abstrat, 2015)
Vicente
A. Huici (PhD - BAM-Universidad de
Deusto/ UNED-Bergara)
vhuici@gmail.com
La introducción del uso
de las TIC en todos los ámbitos de la sociedad está conllevando una serie de
importantes transformaciones en el ámbito psico-social. Entre las más
importantes se pueden citar las siguientes.
En primer lugar, la
alteración del vínculo con la percepción espaciotemporal habitual. En efecto,
hasta ahora la mediación espacio-temporal estaba ritmificada socialmente según
unos parámetros ritualizados (Halbwachs, 1994; Huici, 2007), pero la TIC
permiten una disponibilidad permanente
en el tiempo, así como la desubicación espacial sistemática: son
recurribles desde cualquier lugar y en cualquier momento.
En segundo lugar, desde
un punto de vista neuropsicológico, es constatable la relevancia creciente de la memoria de trabajo o a corto plazo sobre
la memoria a largo plazo. Así la memoria a largo plazo se desplaza a los discos
duros o a las nubes electrónicas,
precisándose tan sólo de recursos a corto plazo para activar los contenidos y
relaciones fundamentales. Herramientas como el PowerPoint, hacen aparecer el
mundo “condesado, simplificado y más llano, brillante e hiperreal” (Frommer,
2010/2011:15). Por otro lado, la idea de la externalización de la memoria como
uno de los logros de las TIC confunde, quizás interesadamente, “la memoria de
trabajo con la memoria a largo plazo” (Carr, 1010/2011: 232).
En tercer lugar, se
aprecia una confusión progresiva entre
el feed-back multi-sensorial y el feed-back electrónico. En efecto, las
nuevas generaciones, educadas desde su infancia en el mundo electrónico,
tienden a tomar como real empírico lo que aparece en las pantallas según
diferentes formatos, sean estos verbales, acústicos o visuales. Tan sólo la
constatación efectiva de la diferencia, puesta en evidencia en los encuentros vis a vis individuales o colectivos,
muestra las consecuencias, a veces penosas, de la confusión. Tiempo ha, en 1984,
ya se anticipaba que estos sofisticados instrumentos se habían convertido en
depositarios de “una singular esperanza: la de compensar frustraciones o
carencias de un modo de vida” (Horacio C. Reggini en Turkle, 1984: 10). Además,
las TIC ofrecen “con su capacidad de reacción e interacción, una compañía donde
están ausentes la reciprocidad y la complejidad de una relación humana”
(Turkle, 1984:27).
En cuarto lugar, se
observa una valoración ascendente de la
conexión sobre la comunicación: estar conectados/as tiene tanta mayor
relevancia en la medida en que se pueda cuantificar e independientemente del
aspecto cualitativo de la comunicación. Las conexiones, las redes y todos los
núcleos de información compartida- y convenientemente pagada- adquieren valor por sí mismos. Así, por ejemplo, “los
adolescentes, si dejan de enviar mensajes, corren el riesgo de volverse
invisibles “(Carr,1010/2011: 146) socialmente hablando. A su vez, esta hiperconectividad, agota la atención,
impidiendo la concentración.
Por fin, el carácter expansivo
de las TIC tiende a generar una dinámica
sin fin de auto-demanda de servicios, como ya se advirtió precozmente en
casos en que se instalaba un sistema de computación y a continuación,
independientemente de las necesidades para las que había sido instalado, se
procedía “inventando trabajo a fin de usarlo” ( Turkle, 1984: 22). De hecho, al
cabo de unos años, “ya no necesitamos tener ocupados a los computadores ya que
son ellos quienes nos mantienen ocupados” (Turkle, 2011: 279) con su
interminable oferta de servicios desde todo tipo de soportes (tabletas, ipads,
teléfonos móviles) y aplicaciones.
Todas estas
transformaciones están dinamizando la constitución de nuevos tipos de individuación, diferentes de los hasta ahora
conocidos, pues, como ha señalado psicóloga Sherry Turkle, “las TIC no
solamente están cambiando nuestra manera de hacer, sino también nuestra manera
de ser” (2010).
El modo de subjetivación básica
que poco a poco se va imponiendo viene a ser el de un individuo en red, permanentemente conectado, desubicado
espacio-temporalmente, cuyo ámbito de socialidad se vincula a su propia
activación en la red para lo cual no necesita sino una limitada memoria de
trabajo. Todo ello conlleva “la alteración de las células cerebrales y la
liberación de neurotransmisores, fortaleciendo gradualmente nuevas vías
neuronales” (Carr, 1010/2011: 149) que asientan el nuevo modelo.
Si proyectamos este modo
de subjetivación en el mundo educativo, la
mayoría de las condiciones que hasta hace poco se consideraban necesarias para
el desarrollo de los procesos de aprendizaje quedan inmediatamente obsoletas.
El nuevo modelo de
aprendizaje, en efecto, prescinde de la
ubicación espacial en las aulas, así como de la ritmificación puntual del
horario o el calendario, pudiéndose, en teoría efectuar el aprendizaje desde
cualquier lugar y en cualquier momento. Así mismo, el vínculo de socialización que
se impone por vía electrónica sustituye a la presencia física multisensorial.
Y, por fin la implementación del aprendizaje por repetición en función de una
memoria a largo plazo queda sustituida por una competencia de activación de la
memoria a corto plazo en la que “la neutralidad de los enunciados
transforma la expresión personal en un
lenguaje comodín, legitimado de antemano” (Frommer, 2010/2011:94)
Poco, ciertamente,
podemos saber acerca de las bondades o de los efectos negativos de estas
transformaciones, en general o en el ámbito educativo, pero si podemos avistar
que estas nuevas formas de individuación
deberán ser estudiadas para una mejor comprensión de los procesos de
socialización que generan y que, entre tanto, toda prudencia puede ser poco a
la hora de aceptar cualquier innovación acríticamente. Ya en 1976, en los albores de la era de la computación Joseph Weizenbaum
mostraba su sorpresa por las desmesuradas atribuciones que un público, incluso
bien formado culturalmente, era capaz de otorgar a una tecnología que no
entendía (1976/1978:17). Y, en efecto,
mientras no se comprendan profundamente las dimensiones de estos cambios,
habrá, por lo menos que tener en cuenta que, en la medida de posible, “somos
nosotros quienes decidimos cómo utilizar las tecnologías” (Turkle, 2011: 296).
BIBLIOGRAFÍA
CARR, Nicholas (2011) Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet
con nuestras mentes? Ed. Taurus,
Madrid. [The Shallows. What the Internet
is Doing to Our Brains, 2010]
FROMMER, Frank (2011) El pensamiento PowerPoint. Ensayo sobre un
programa que nos vuelve estúpidos. Ed. Península, Barcelona [La pensée
PowerPoint, 2010]
HALBWACHS, Maurice. (1994) Les Cadres Sociaux de la Mémoire, Ed.
Albin Michel, Paris.
HUICI, Vicente. (2007) Espacio, tiempo y sociedad (Variaciones
sobre Durkheim, Halbwachs, Gurvitch, Foucault y Bourdieu) Ed. Akal,
Madrid.
TURKLE,Sherry (1984) El Segundo yo. Las computadoras y el
espíritu humano, Ed. Galápago,
Buenos Aires [The Second Self: Computers
and the human spirit, 1984]
TURKLE,Sherry
(2011) Alone together. Why we expect more
from technology and less from each other, Basic Books, New York.
WEIZENBAUM, J. (1978) La frontera entre el ordenador y la mente,
Ed. Pirámide, Madrid [ Computer Power and Human Reason, 1976]
[2015]
Comments
Post a Comment